.

.
מארי

JESÚS Y LOS ESENIOS ( 1 )

¿Qué hizo Jesús de los trece a los treinta años? Los Evangelios no dicen de ello una sola palabra. Existe ahí una intencionada laguna y un profundo misterio. Porque todo profeta, por grande que sea, necesita pasar por la Iniciación. Precisa desvelar su prístina alma para que se capacite de sus fuerzas y cumpla su nueva misión.

La esotérica tradición de los teósofos de la antigüedad y de nuestros tiempos están contestes al afirmar que sólo los esenios podían iniciar al Maestro Jesús, postrera cofradía en la que todavía subsistían las tradiciones del profetismo y que habitaba en aquel entonces las brillas del Mar Muerto.

Los esenios, de los que Filón de Alejandría ha revelado las costumbres y la doctrina secreta, eran sobre todo conocidos como terapeutas o sanadores mediante los poderes del Espíritu. Asaya quiere decir médico. Los esenios eran médicos del alma.

Los evangelistas guardaron absoluto silencio, tan profundo como el callado Mar Muerto, sobre la Iniciación del Maestro Jesús, porque así convenía a la humanidad profana. Sólo nos han revelado su último término en el Bautismo del Jordán.

Pero reconocida, por una parte, la individualidad trascendente del Maestro Jesús, idéntica a la del profeta del Ahura-Mazda, y por otra, que el Bautismo del Jordán oculta el formidable Misterio de la encarnación de Cristo, según manifiestan, por medio de interpretables símbolos, que planean sobre el relato evangélico, la ocultas Escrituras, podemos revivir, en sus fases esenciales, esta preparación al más extraordinario acontecimiento de la historia, de modalidad única.

Allí fue iniciado Jesús en la tradición profética de Israel y en las concordantes de los magos de Babilonia y de Mermes sobre el Verbo Solar, Día y noche, el predestinado Esenio leía la historia de Moisés y los profetas, pero sólo por medio de la meditación y de la iluminación interior acrecentadas en él, obtuvo conciencia de su misión.

Cuando leía las palabras del Génesis, resonaban en él como el armonioso tronar de los astros rodando en sus esferas. Y esta palabra creó las cosas, en cuadros inmensos: "Elohim dice: ¡Hágase la Luz!" Y la luz se hizo. "Elohim separa la Luz de las Tinieblas". Y veía Jesús nacer los mundos, el sol y los planetas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario