.

.
מארי

EN EL TODO, TODOS SOMOS UNO

Los cristianos se van a Galilea. Se detienen junto al pozo de Jacob y Jesús enseña a una mujer de Samaria. Iba abriéndose la puerta Cristiana al reino del Uno Santo, y Jesús con los seis discípulos y Lamaas se fueron del vado del Jordán hacia Galilea.

Samaria estaba en el camino, y viajando llegaron a Sichar, que estaba cerca del lote de terreno que Jacob dio a José cuando éste era joven.Y el pozo de Jacob estaba cerca, y Jesús se sentó al lado del pozo en pensamiento silente, y sus discípulos fueron ala ciudad a comprar pan.

Una mujer de la población vino a llenar su cántara en el pozo; y Jesús tuvo sed, y cuando le pidió a la mujer que le diera de beber, ella le dijo:

Soy mujer de Samaria y tú eres Judío. ¿No sabes que hay enemistad entre samaritanos y judíos? Si no tienen relaciones, ¿por qué me pides el favor de darte de beber?

Y Jesús dijo: Samaritanos y judíos, todos son hijos de un solo Dios, nuestro Padre-Dios, y son su familia.

Es sólo el prejuicio nacido de la mente carnal el que crea enemistad y odio.

Aunque nací judío, reconozco la hermandad de la vida. Loe samaritanos me son tan queridos como los judíos y los griegos.

Y si tú hubieras sabido las bendiciones que por mi intermedio ha enviado nuestro Padre-Dios a los hombres, tú me habrías pedido que te dé de beber. Y yo te habría dado con placer agua de la Fuente de la Vida, y nunca más hubieras tenido sed.

La mujer dijo: Este pozo es hondo y tú no tienes nada con que sacar agua. ¿Cómo pues podrías tener el agua de que me hablas?

Y Jesús dijo: El agua de que te hablo no proviene del pozo de Jacob; procede de un manantial que nunca se agota. Quien bebe del pozo de Jacob vuelve a sentir sed. Quien bebe del agua que yo doy nunca más vuelve a tener sed.

Pues ellos mismos vienen a ser un pozo, y del interior de ellos mismos surgen las aguas burbujeantes en vida eterna.

La mujer dijo: Señor, deseo beber de ese pozo rico de la vida. Dame de beber, para que no vuelva a sentir sed. Y Jesús le dijo: Anda y llama de la ciudad a tu marido para que pueda participar contigo de la copa viviente.

La mujer dijo: No tengo marido, señor. Y Jesús contestándole dijo: Apenas si entiendes lo que significa marido. Pareces ser mariposa dorada que vuela de flor en flor.

Para ti no hay santidad de lazos del matrimonio, sino que te ayuntas con cualquier hombre.

Has vivido con cinco hombres que fueron considerados como tus maridos por tus amigos. La mujer dijo: ¿Estoy hablando con un profeta o con un vidente? ¿Querrías tu decirme quien eres?

 Y Jesús dijo: No necesitas que te diga quien soy porque has leído la Ley, los profetas y los Salmos que hablan de mí. Yo soy el que ha venido a derruir las murallas que separan a los hijos de los hombres. En la Santa Respiración no hay griegos ni judíos, ni samaritanos, ni esclavos ni libres, porque todos son uno.

La mujer preguntó: ¿Por qué decís vosotros que el hombre debe orar sólo en Jerusalem y que no debe orar en nuestra montaña sagrada?

Y Jesús dijo: Lo que tú dices, yo no lo digo. Un lugar es tan sagrado como otro.

La hora ha llegado en que el hombre adorará a Dios en el templo de su corazón, porque Dios no esta en Jerusalem ni en la montaña sagrada en manera diferente de aquella en que está en todo corazón.

Nuestro Dios es Espíritu; quienes lo adoren, tienen que adorarte en espíritu y en verdad.

La mujer dijo: Nosotros sabemos que cuando venga el Mesías, nos guiará por sendas de verdad.

Y Jesús dijo: Mira que el Cristo ha venido; el Mesías te habla.

                                            
                                                 Levi. Dowling       

No hay comentarios:

Publicar un comentario