.

.
מארי

LA DIVINIDAD NO BAJA A UN VASO SUCIO...

Una guerra se libra en el espacio entre las fuerzas de la luz y las de las tinieblas y, para contribuir a la victoria de la luz, debéis empezar por reducir todo lo que es vago y oscuro en vosotros.

De esta manera realizareis  el programa que Jesús nos dio en la oración dominical: El Padre nuestro. “Santificado sea Tu Nombre”, en nuestro intelecto, “venga a nosotros Tu Reino”, en nuestro corazón, “Hágase Tu voluntad, así en la tierra como en el cielo”, lo que es el resultado de las dos primeras actividad.

Todo hombre es visitado, sea por los espíritus luminosos, sea por los espíritus tenebrosos, porque, unos y otros, encuentran en él su alimento. Según la orientación que toma, y el ideal que le anima, atrae a las entidades celestiales o a las infernales.

Es, pues, todo un trabajo el que debe emprender sobre su propia materia para atraer a los espíritus luminosos y convertirse en receptáculo de la Divinidad.

La Divinidad no baja a un vaso sucio, sólo puede descender a una copa luminosa, cristalina, como la copa del grial.  
                                                  Omraam Mikhaël Aïvanhov

No hay comentarios:

Publicar un comentario